jueves, 18 de septiembre de 2008

LOS INMIGRANTES EN PUERTO RICO

EN UN TIPICO SABADO, me fuí de compras por Santurce evitando el tumulto de los Centro Comerciales. Esa noche me disponía a hacer una receta de comida china. Así pues fuí a un mercado chino (sí, en Santurce) a comprar mis ingredientes. Allí me atendieron los empleados chinos quienes me orientaron sobre sus productos.

Luego me dispuse a ir a mi Salón de Belleza favorito, entregando mi cabello a mi querida amiga dominicana quien es la única que conoce la forma perfecta de peinarlo. Mientras conducía, escuchaba Radio Universidad, en donde se transmitía mi programa favorito de música árabe. Hasta ahora, el éxito de mi Sábado se lo debía a tres inmigrantes, uno chino, una dominicana y uno árabe, todos ellos residentes de mi bella Isla.

El reverendo Martin Luther King en uno de sus discursos enunció la pura VERDAD, que todos los seres humanos somos interdependientes. Desde que nos levantamos y antes de salir por la puerta, hemos usado el jabón fabricado en México, tomado el café recogido por un dominicano, puesto la blusa confeccionada por las manos de un Tailandés. Antes de salir por la puerta estamos endeudados con mitad de los ciudadanos del mundo.

LA LEY DE INMIGRACION DE 1996 define a un alien como todo aquel que no es ciudadano norteamericano. Ser un alien conforme a la Ley de Inmigración no es una enfermedad, no es un defecto, es en estado jurídico. Se es “alien” porque no se es cuidadano americano. Un no ciudadano nacional de República Dominicana, de Perú, de China, de Haití, puede adquirir el estado jurídico de “residente legal permanente”. De otro lado, un no ciudadano podría tener una VISA que le fuera otorgada para entrar legalmente a los Estados Unidos. Así también, un no ciudadano podría enamorarse y casarse, lo que le permitiría ajustar su status para cambiar de no ciudadano a residente legal permanente. Ser un inmigrante, no ciudadano de los Estados Unidos, es un estado jurídico, que no debiera despertar odio, resentimiento ni rechazo. Entender realmente de que se trata la Ley de Inmigración y sus disposiciones y saber que ser un inmigrante no equivale a ser un criminal, es el primer paso hacia una discusión seria sobre la Reforma Migratoria en los Estados Unidos.

He viajado en muchas ocasiones. En todas ellas siempre viajé como ciudadana estadounidense, de nacionalidad Puertorriquena. Espero que en ninguno de los países que haya visitado me hallan considerado “ilegal”, “indocumentada”, “criminal”, o peor aún, espero no me hayan echado la culpa de todos sus males sociales. Espero que me hayan recordado por lo que aporté a ese país con mi presencia, con mi admiración por sus costumbres y forma de vida. Espero de la misma forma, que aquí en nuestra querida Isla, podamos apreciar lo que nuestros inmigrantes, presentes aquí aportan cada día con su trabajo, con sus manos, con su admiración por nuestra forma de Vida. MDS

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